Yo nunca te dije que no
y a ti siempre te faltó un sí en los labios.
El quizá no entraba en tu vocabulario
Y el tal vez comenzó a esfumarse del mío.
Aún así, yo que en principio no tenía nada que ofrecer,
sacudí el mundo para
que entrara aire fresco.
Pero en el tuyo, no había espacio para mi nada.
Así que barrí las migas del pudo haber sido
deshice los vínculos que nunca existieron
mientras las escaleras a ‘casa’,
aquellas con un reflejo al fondo,
perdieron los cimientos,
se desvanecieron sus escalones.