Parece ser que el director de la Fundación Ideas, Carlos
Mulas, tiene registrados el nombre y logo de una columnista a la que nadie
conoce y que cobra la friolera de 3.000 euros por artículo, ya versen sus
ripios de la menstruación de la escarabaja pelotera o del último boom musical
en Nigeria.
Nunca fui de números así que el trabajo ‘sucio’, y creo que
el término es muy acertado viendo cuánto huele a mierda este asunto, me lo ha
hecho Santiago González en su columna de hoy en El Mundo. Con tu permiso,
Santiago. Resulta que la pluma de Amy Martin -que así es como se llama esta
estupenda (por su cuenta de ahorros)
profesional- se cotiza más alto que las
matildes allá cuando el señor López Vázquez las compró. Tres mil euros por
artículo: 0,16 euros el golpe de tecla en castellano y, 0,10, en inglés.
Se me olvidaba comentarles que la tal Amy
escribe también en inglés. Mismo artículo, con diferente número de caracteres
en sendos idiomas, mismo precio. Con tres ceros, por supuesto. Haced vosotros
el sonidito de la caja registradora mientras sale el símbolo $, porque a mí me
están entrando ya ganas de vomitar.
¿Quién es Amy Martin? A estas alturas todos sabemos del
alter ego de Mulas y su más que cuestionada forma de ganarse un sobresueldo. Su
partido ya le ha puesto el punto y final a sus columnas. A mí, periodista con
una pluma cotizada como en los tiempos anteriores a que Lincoln aboliera la
esclavitud, ya no sé qué me indigna más de todo esto. Si que alguien sea capaz
de inventarse a una plumilla para poder hablar de todo o si el hecho de que un
columnista cobre a razón de 3.000 euros sus diarreas mentales haya pasado
desapercibido para los ojos de todos hasta ahora.
Claro, espera. ¡Qué boba! Se me olvidaba eso de que los
periodistas sabemos de todo, no madrugamos, vivimos de puta madre y tenemos unos sueldos
envidiables por cualquiera, incluso por el director de la Fundación Ideas. El
señor Caldera le ha pedido que devuelva los más de 50.000 euros percibidos por
sus artículos. Yo propongo que los reparta entre los miles de profesionales
denostados en este país. Si lo necesita, le envío mi número de cuenta.