"La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil.
Cuando dudes elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de que
no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti"
(Adolfo Suárez. 1932-2014)
* * *
Se acabó la cuenta atrás. Ha muerto Adolfo Suárez. Y arranca
la liturgia: España se pone a media asta, se abren las compuertas y nos inunda
un alud de imágenes de tinta. Se ha muerto Adolfo Suárez. ¿Quién era Adolfo
Suárez?, se preguntan los hijos de la Logse. Y tú me lo preguntas, criatura:
Adolfo Suárez eres tú. Y tú. Y tú. Y tú. Hay millones de tú que se preguntan
quién era Adolfo Suárez, sin saber que son herederos de Adolfo Suárez.
España es un yo sin circunstancias, un país sin contexto. Ni
dudas orteguianas. Se nos da de miedo la elegía -el almendro de nata, las
desalentadas amapolas-, porque somos muy buenos enterrando a los muertos. Y
únicos sepultando a los vivos.
¿Quién era Adolfo Suárez?, se preguntan los hijos de la
Logse. ¿Y qué es la Transición? Y tú me preguntas, criatura: Adolfo Suárez y la
Transición sois todos vosotros, que formáis parte de una generación que no tiene
ni puñetera de lo que supuso Adolfo Suárez, por la sencilla razón de que España
es el único país del mundo que no tiene conciencia de sí mismo, un caso inédito
de mutilación del espíritu.
¿Cuánto ocupa la figura de Adolfo Suárez en los libros de
texto? ¿Os han explicado alguna vez qué significa de verdad la democracia? La
democracia, criaturas, no se estudia: se conquista. Y Adolfo Suárez fue un
conquistador de la democracia, porque antes de que vosotros nacierais la democracia
se estaba escribiendo en las aceras. Se acabó la cuenta atrás y una torrentera
de imágenes y tinta se cuela en las salitas de estas para mostrarnos la imagen
de un señor que se quedó sin memoria.
¿Y no se acordaba de nada?, se preguntan los hijos de la
Logse. De nada, criaturas. Se quedó totalmente a oscuras. Igual que estáis
vosotros. En algo os parecéis a Suárez. Pero no tenéis la culpa.