Ayer me levanté a las 6.30 horas. Me duché, desayuné y me
fui a trabajar. Discutí con mi jefe, me enfadé y me relajé. A las 3 de la tarde
comí con un compañero y después, tras darme un paseo por las calles de Madrid,
acudí a la segunda jornada de un curso que estoy realizando. Sobre las 22.30
horas, llegué a mi casa. Me duché, cené y me acosté.
Esa fue básicamente la relación de acontecimientos de mi
vida el 11 de marzo de 2014. Un día más.
Diez años antes, nada que ver. Pero no, tranquilos. No os
voy a contar nada de qué hice, qué sentí o dónde estaba aquel fatídico 11 de
marzo de 2004. ¿Para qué? ¿Qué aporta? ¿Qué importa si estaba en la facultad o
en la cama cuando me despertaron las llamadas de familiares preocupados? ¿De
qué sirve?
Observo ojiplática como, año tras años, mis redes sociales
se llenan de testimonios de gente que, sin haberles rozado ni de lejos la
tragedia, hablan de cómo vivieron ese día. Al final de sus palabras, -recalco,
AL FINAL-, su recuerdo a las víctimas. ¿De qué coño estamos hablando? ¿Hasta
cuándo el YO, YO, YO va a seguir predominando sobre el NOSOTROS o, en este
caso, ELLOS que es lo importante?
No hago más que recordar estos días a Rodolfo Ruiz el
que era comisario de Vallecas. El saber cómo su familia y él fueron una víctima
más de la barbarie terrorista que, a día de hoy, todavía hay algunos que
intentan desvirtuar. Mientras, las víctimas, de lado. Más de 2.000 familias
TOCADAS directamente por la varita de la desgracia y aquí -y que me perdonen
los que se sientan ofendidos pues es humano que a todos nos afectara tal
desgracia- mirándonos el ombligo y recordando cómo fue aquel 11 de marzo en el
que seguimos haciendo nuestra vida sin que NADA importante cambiará y rodeados
de nuestros seres queridos.
¿En qué mierda de país vivimos cuando lo que la mayoría que
leo estos días son textos que empiezan por "Aquel día YO estaba..., YO
hacía, YO pensé....?
Esa es la hipocresía vital que quizá debiéramos mirarnos.
Por el bien de todos, también de las víctimas. Que lo siguen siendo.
http://politica.elpais.com/politica/2014/03/09/videos/1394388896_556198.html
Todavía no he visto un solo texto en el que alguien me
contará qué hizo los días posteriores, cómo ayudó a las víctimas semanas
después o ni tan siquiera, si se preocupó cuatro meses después en cómo fue su
día mientras Pilar Manjón, por ejemplo, seguía llorando a su hijo.
http://politica.elpais.com/politica/2014/03/09/videos/1394388896_556198.html
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