lunes, 3 de marzo de 2014

Olvidando

Es curioso la forma en la que la memoria, por buena que sea, tiende a ser selectiva en aspectos que nunca pensarías. Siempre dicen que nuestra mente intenta borrar capítulos 'desagradables' o dañinos de manera inconsciente para mitigar en cierto modo el dolor. Sin embargo, la mente nos sorprende a diario y nos hace imposible recordar cosas, momentos puntuales, instantes que sin darte cuenta te marcan en positivo pero que eres incapaz de colocar en un calendario.

Sé dónde estaba en el instante que te escuché por primera vez pero no recuerdo ni el día, ni el mes, y para situarlo en el año tengo que escudriñar hechos históricos o mirar en los archivos de mis reportajes para echar la cuenta. Me pareciste el ser más impertinente sobre la faz de la tierra. Alguien que venía de vuelta a darme lecciones y decirme cómo tenía que hacer mi trabajo.

No recuerdo cuánto tiempo pasó hasta que volví a saber de ti. Ni tampoco ubico en el calendario las siguientes llamadas. Tampoco cuándo te puse el apodo por el que comencé a llamarte y aún hoy menciono al hablar de ti. Sin embargo, podría describir a la perfección la sensación que tuve en una de esas llamadas. Años después, solo la confirmé.

Este extraño olvido siguió haciéndose compañero de viaje de aquella historia pese al paso del tiempo. No recuerdo qué día fue la primera vez que reduje el espacio que había entre nosotros hasta poner la cuenta a cero. Paredes azules, calor, un atuendo verde. Tampoco recuerdo en qué día decía el almanaque que vivíamos cuando te vi a lo lejos y supe que ya nada sería igual.

Fuerzo la mente, miro los días de aquel año en un pedazo de papel viejo y pasado por la lavadora, y mentiría si dijera que sé cuándo me perdí en una estancia ajena. Ni siquiera sabría decir en qué día de la semana ocurrió. Sí sé que aquel día sentí miedo, me salté mis reglas. Nunca más las habría. Y nunca más las habrá porque fue entonces cuanto todo cambió para siempre. Nunca me arrepentiré de que así fuera. Aquel día me convertí en lo que soy ahora. ¿Es raro no acordarse de tan señalada fecha?

Después de ese momento hubo muchos más que marcaron pero el calendario no da pistas de dónde debo poner los círculos rojos. No recuerdo cuándo dije por primera vez lo que tanto me costaba decir pero sí recuerdo cuándo lo dijiste tú. "Pasara lo que pasara. No se te olvide nunca". Hacía frío. Sentí calor.

Tampoco sé qué día fue.

Podría continuar. Podría decir que nunca supe qué día fue cuando supe que me quería quedar donde estaba, que tenía lo que siempre había querido, aunque para el común de los mortales fuera el mayor golpe de estado contra la dignidad. Nunca me importó el qué dirán. Desconozco el día, el mes. Pero todavía recuerdo como si fuera ayer a qué olía ese momento y qué sonaba de fondo.

Tiempo después, y tras muchos más recuerdos en la vida y olvidos en el calendario, un día me encontré buscando qué día fue en el que me quedé sola mientras el mundo no dejaba de dar vueltas y el suelo se movía con fuerte marejada intentando tirarme de la silla. Miré a un lado, a otro. Solo me encontré al eterno compañero de viaje.

Quizá me esté haciendo mayor. Quizá jamás vuelva a poder recordar fechas en el calendario.

Sin embargo, hoy sé que necesitaré otra vida entera para olvidar todo lo demás. 

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