mi vida es sólo una espiral
que se empieza a terminar cuando acaba de empezar.
Y me cuesta confesar que he renunciado a renunciar,
y si cabe una vez más
aún me debo preguntar.
Por qué a mí me cuesta tanto
decirle que no al placer
pensar como todo el mundo
y saber cuándo volver.
Por qué me resulta extraño decirle a la noche adiós
si sé que me hace daño olvidarme del reloj.
Y aunque es duro de aceptar
ya no me pienso resignar.
Sé que tengo que luchar
y no volverme a preguntar.
Por qué a mí me cuesta tanto
decirle que no al placer
pensar como todo el mundo
y saber cuándo volver.
Por qué me resulta extraño decirle a la noche adiós
si sé que me hace daño olvidarme del reloj.
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