sábado, 13 de julio de 2013

Por qué a mí me cuesta tanto

Siempre dudo si al final

mi vida es sólo una espiral

que se empieza a terminar cuando acaba de empezar.

Y me cuesta confesar que he renunciado a renunciar,

y si cabe una vez más

aún me debo preguntar.


Por qué a mí me cuesta tanto

decirle que no al placer

pensar como todo el mundo

y saber cuándo volver.

Por qué me resulta extraño decirle a la noche adiós

si sé que me hace daño olvidarme del reloj.


Y aunque es duro de aceptar

ya no me pienso resignar.

Sé que tengo que luchar

y no volverme a preguntar.


Por qué a mí me cuesta tanto

decirle que no al placer

pensar como todo el mundo

y saber cuándo volver.

Por qué me resulta extraño decirle a la noche adiós

si sé que me hace daño olvidarme del reloj.

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