jueves, 4 de julio de 2013

Yo ofrezco

Hay días en los que no salen las palabras. Y, aunque tienes mucho que decir, verbalizar se hace pesado, tedioso, agotador. Yo solo intento regirme por lo que me dicta mi esencia, esa que mi padre me enseñó a crear a gotas de realidad, jirones de momentos y cucharadas de experiencia. Y así seguirá siendo. Pase lo que pase, pese a quien pese. Porque a veces eso es lo más complicado pero, también, lo único que verdaderamente vale la pena para conciliar el sueño por las noches. Dar lo poco que se pueda, pero ofrecerlo de verdad, sin remilgos, sin trabas, sin peros ni porqués. 

Como lo hace Borges. Sublime, como siempre. El resto solo nos limitamos a intentar copiar la grandeza de los tocados por el don de la escritura, en un vago ejercicio por no llegarle ni a la suela del zapato ni en la esencia ni en las formas.

Yo solo ofrezco mi alma en cueros, con el vello erizado con cada verso.


Te ofrezco esbeltas calles, puestas de sol desesperadas,
la luna de suburbios mal cortados.
Te ofrezco la amargura de un hombre
que ha mirado largamente la luna solitaria.
Te ofrezco mis ancestros, mis muertos,
los fantasmas que los vivos han honrado con bronce:
al padre de mi padre que murió en la frontera
de Buenos Aires con dos balas
que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto,
a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca;
a ese bisabuelo, de la línea materna,
que comandó, con veinticuatro años,
una ofensiva de trescientos hombres en el Perú,
ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas.
Te ofrezco, sea cual fuere,
la sapiencia que contengan mis libros,
y la hombría y el humor que contenga mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal.
Te ofrezco el núcleo duro de mí mismo
que he guardado, de algún modo;
el corazón central que no comercia con palabras,
no trafica con sueños,
y no tocan el tiempo ni el placer ni las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla
vista al atardecer algunos años antes de que nacieras.
Te ofrezco explicaciones de vos misma,
teorías de vos misma,
auténticas y sorprendentes noticias de vos misma.
Te puedo dar mi soledad,
mi oscuridad, el hambre de mi corazón;
intento sobornarte con incertidumbre,
con peligro, con derrota.

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