jueves, 3 de enero de 2013
De gatos y gatas
Siempre tuve respeto a los gatos. Nunca supe cómo actuar cuando
tengo uno delante. Nunca supe descifrar las intenciones que se veían en
sus ojos, si eran buenas o malas. Pero como todo lo que me da miedo,
siempre les mantuve la mirada, incluso sabiendo que podría llevarme un
arañazo. Hoy he vuelto a comprobar que hay gatos a los que intento
aprender a entender y que consiguen convertirme a mí en un felino. Sólo
busco ronronear y acurrucarme cerca.
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