compartir locuras nuevas.
Nos quedó aquel tatuaje
de tus manos en mis piernas.
Nos faltaron desayunos
y caricias en la mesa.
Te faltó mirarme a solas
y pedirme que no me fuera.
Nos quedó un par de canciones
que bailar sin más vergüenza.
Nos sobraban tentaciones
y dejarnos de apariencias.
Nos faltaba el compromiso
nos quemaba la impaciencia,
de buscarnos sin permiso...
Anda vístete que ya no llegas.
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